Igualdad desde pequeños, pero sin olvidar a los mayores

Hace aproximadamente un año, quizá fuera pura coincidencia que se acercaran las Navidades, se celebraba una huelga que por desgracia no se «publicitó» demasiado: la #HuelgaDeJuguetes.

«Llevamos soportando años que nos encasillen» e invitamos a unirse a «educadores, padres, madres, niños y niñas de todo el mundo», reclama esta campaña, para ser juguetes felices que lleguen al 100% de los niños y niñas, sin importar su género.

Es un gran planteamiento empezar a trabajar la igualdad desde pequeños, cuando las esponjas son capaces de absorber todas las informaciones y los niños y niñas no están influidos todavía por la manera de pensar o actuar que la sociedad nos va transmitiendo. Hasta los juguetes se han dado cuenta de ello: muñecas y superhéroes. Por eso este diciembre (2022) algunas compañías jugueteras que conforman la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) entre las que se encuentran grandes compañías del sector, actualizan su código deontológico incluyendo cambios para las nuevas campañas que favorezcan la diversidad y la igualdad tanto a nivel de género como de diversidad funcional o étnica.

El lenguaje inclusivo será el vehículo para transmitir modelos positivos de consumo responsable y saludable, creando una publicidad que ayude a proteger a los menores y favorecer un desarrollo libre e igualitario:

  • Evitando estereotipos
  • Sin asociar colores
  • Roles abiertos
  • Ausencia de connotaciones sexuales

Sabemos que en la infancia el modelado es una de las maneras de aprender y desarrollarse, lo cual se ha utilizado históricamente con fines muy variados para incluso «adoctrinar» de manera inconsciente a la población. Y es que aunque tendemos a utilizar la palabra cuando queremos transmitir un mensaje, si bien está claro que puede ser un medio potente también lo es todo aquello que forma parte de nuestra vida y nos rodea, como puedan ser las canciones que oímos o las imágenes que vemos en los medios de comunicación pero también en la sociedad que nos rodea.

A día de hoy, en este mundo «moderno», hay gente que se sigue preguntando donde están las diferencias o por qué seguimos celebrando el día de la mujer, si ahora las cosas ya no son como «antes».

Y menos mal que no lo son , por supuesto…

Y es que muchas veces nos engañamos pensando que todo ha cambiado y es diferente. Cierto que se van dando pasitos, que ahora por lo menos se habla del tema, se analiza, se cuestiona y se plantean opciones, cosa antiguamente impensable. Pero en las casas se siguen asumiendo funciones y tareas como lo hemos visto de pequeñas, con la consiguiente carga o sobrecarga, sobre todo mental y algunos comportamientos que se consideran «normales».

Cambiar la publicidad infantil es importante, pero también debemos revisar la de los adultos, como lleva años haciendo FACUA al denunciar los peores anuncios del año por publicidad sexista, es decir, aquella en la que las imágenes fomentan la desigualdad entre hombres y mujeres al mostrar imágenes estereotipadas de los roles de género. (https://elfeminismo.com/conceptos-del-feminismo/publicidad-sexista/)

Esta publicidad utiliza «la imagen de la mujer de manera vejatoria o discriminatoria o usa su cuerpo de manera desvinculada del producto o servicio a promocionar» atentando contra la dignidad de la mujer (https://elfeminismo.com/conceptos-del-feminismo/publicidad-sexista/).

Con ello tiende a la cosificación femenina, estableciendo además modelos «perfectos» a los que se debe aspirar, muchas veces dependientes de otras personas, hombres con frecuencia, encasilladas en determinados roles y situaciones de sumisión o inferioridad, ya sea por desequilibrio emocional, dependencia económica o cualquier otra cosa de supeditación.

Algunas marcas, han decidido hacer autoanálisis y modificar dichos valores, a sabiendas de la influencia que tiene en la sociedad esta publicidad, tratando de llegar a todos los públicos e influir positivamente en un cambio de conductas y actitudes «tradicionales» que tenemos «normalizadas» en su mayoría, sin valorar el daño o las diferencias que se crean con ellas.

Es el caso de Budweiser que trata de modificar esas conductas populares y hacer críticas de ellas modificando y transformando anuncios de los años 50 y 60 a la actualidad del 2019. Acción que viene a participar con la campaña #SeeHer, según la cual, en la actualidad, solo el 61% de los anuncios dan una imagen positiva de la mujer, por lo que aún nos queda mucho camino por recorrer.

Diferenciarnos, por nuestro sexo, características personales, físicas, funcionales, nivel de inteligencia o color de la piel, es inevitable. De hecho es importante para nuestros niños crecer en esa diferencia que enriquece y nos posibilita desarrollarnos a cada uno con nuestras características propias, sin necesidad de aspirar a una norma o modelo ideal.

El problema es cuando estas diferencias te sitúan «por derecho» o «por desgracia» en una posición de superioridad o inferioridad sobre otras personas de características diferentes a las tuyas.

Buscando señalar que estas situaciones aún hoy ocurren y que la lucha por la igualdad aún es necesaria, en 2018 Eli Rezkallah realizó una campaña artística en la que daba la vuelta a anuncios publicitarios de marcado carácter sexista. El cambio de imágenes y eslóganes contribuyen a resaltar las connotaciones negativas de esta publicidad que aumentan las desigualdades y contribuyen al mantenimiento de roles y actitudes peyorativas hacia la mujer.

Es importante pues, trabajar la igualdad desde pequeños, normalizando conductas igualitarias, apreciando y valorando positivamente la diferencia, aprendiendo de y con ellas, adaptando los entornos y las realidades para poder sentirnos todos incluidos en ellas, pero no podemos dejar de trabajar y revisar también los contenidos y los mensajes que van dirigidos hacia las personas adultas, pues somos nosotras las que en el día a día trabajamos con esa infancia y por lo tanto ayudamos a modelarla. queramos o no.

Informarnos, formarnos, mantener los sentidos alerta y una actitud crítica ante las diferencias de género y las perspectivas con las que abordamos cosas tan rutinarias como la publicidad, los cuentos, la música, los deportes, los juegos o la salud, que forman parte de nuestro día a día, es básico para poder contribuir a que la infancia y la juventud pueda contribuir y disfrutar de una sociedad más justa y equitativa.

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