En 4º de la ESO hemos realizado ahora en noviembre las sesiones de hábitos saludables.
En función de las necesidades detectadas desde los tutores e intentando combinar dinámicas, videos y power, trabajamos con ellos algunos consejos acerca la alimentación, la hidratación, el descanso y el ejercicio físico.
Poner en marcha esas cabecitas para analizar lo que hacen y hasta donde está bien o sería conveniente cambiarlo, es un reto interesante. Intentamos debatir con ellos sus hábitos e ideas acerca de lo que es saludable y hasta qué punto influye no comer adecuadamente, no descansar lo suficiente… en poder llevar una vida saludable que no afecte ni a sus rutinas ni a sus estudios ni, obviamente, a su salud.
Como suele suceder en educación para la salud, los resultados o prejuicios que no se ven a corto plazo, lo mismo que los beneficios… pierden peso e importancia a la hora de establecer unos hábitos y conductas saludables…
Últimamente si han surgido una serie de aplicaciones y herramientas para, en contacto con el mundo de hoy, poder tomar conciencia de qué comemos (tanto a nivel ingredientes como de composición nutricional). Pero nunca debemos dejar de ser críticos con esto y aprender a leer los resultados que nos marcan.
Intentamos en estas sesiones poner en valor su capacidad de decisión, pero una decisión consciente e informada, donde los caprichos seamos capaces de identificarlos como tal y espaciarlos en el tiempo introduciendo cambios en nuestras costumbres para enriquecer no solo nuestra dieta, si no nuestro descanso y la práctica de ejercicios físico.
Las dietas milagro no existen, al menos no si englobamos entre los objetivos no solo perder peso, sino, mantener la salud. Eliminar un nutriente de nuestra alimentación no es aconsejable, si en cambio equilibrar el consumo de alimentos conforme a las necesidades y siempre de la manera más «natural» posible. En cuanto entramos en ultraprocesados, dejamos de controlar lo que comemos e incluso muchas veces las cantidades (querida publicidad engañosa…)
Es un poco como lo que sucede con los edulcorantes… el azúcar libre cada vez se va viendo que tiene más inconvenientes y consecuencias negativas, pero en lugar de reducir su consumo, las propuestas comerciales (que se oyen mucho más que las de la OMS) hablan de sustituirla por uno u otro producto, que al poco de salir se comenta que no es tan bueno y da paso a otro nuevo… A este respecto hace poco encontré un artículo en el que concluía algo así como que lo importante era saber que ninguno era bueno así que debíamos reducir el consumo al máximo utilizando lo menos posible del que más nos gustase.
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