Existen muchas técnicas para practicar la relajación. Quizás algunas las hemos descubierto en este momento o ya las conocíamos pero hemos empezado a practicarlas en familia. La relajación no es algo exclusivo de los mayores. Los niños también deben aprender a relajarse.
Al practicar relajaciones no solo le ayudamos al cuerpo a descansar, también a la mente y con ello le proporcionamos herramientas para saber concentrarse. Con las relajaciones se pueden mejorar además habilidades físicas como la coordinación, el equilibrio, la flexibilidad… Relajarnos nos ayuda a mejorar nuestra salud física.
En la mayoría de relajaciones, todo empieza por aprender a respirar, lo cual nos va a servir de herramienta para luego poder dormir, y poder gestionar el estrés y las emociones fuertes.
Podemos practicar muchos tipos de relajaciones, dependiendo cuándo y cómo nos sea posible:
- pequeños momentos de vuelta a la calma: con trabajos por grupos musculares, visualizaciones, trabajo de la respiración…
- practicando yoga solos o en familia, al despertarnos, los fines de semana, antes de la ducha…
- conociendo el mindfulness, al que deberemos reservarle momentos para practicar antes de poder aplicarlo según necesidades
- con ayuda de objetos: botes de la calma, mandalas…
- mediante cuentos e historias
- con la música
- masajes en familia
Ahora que nos vemos obligados a parar, nos damos cuenta también de lo rápido que pasa el tiempo, de la cantidad de cosas que hay en nuestro día a día. A veces es necesario parar, parar y disfrutar de estar parados.
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